Rechazo lo inevitable de la necesidad, pero no puedo prescindir de ello. Ahora comprendo por qué mis posesiones y mis necesidades me hacen pobre, pesado, por qué me anclan y no me dejan moverme libre. Anclo mi mirada a los objetos, mi atención al humo o a la individualidad. Si me quiero mover deprisa me hago lento buscando reunir todo lo que me hace falta. Que tal vez sea libre cuando deje de necesitar y de anclarme a las cosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario