viernes, 1 de junio de 2012

El Pensamiento Mágico


El Pensamiento Mágico es la esencia que queda en el aire cuando chascas dos piedras prendedoras de fuego, tras la chispa. También es fruto de la cultura histórica, del miedo que generan las preguntas de la religión, de la necesidad. Si no hay sentido, orden geométrico, si no hay algo más, algo que nos supere, las cosas se hacen pesadas, demasiado físicas, insulsas. Si no hay alma, el cuerpo se hace efímero, débil, pobre. El pensamiento mágico nace por la necesidad de ver más, por la necesidad de alma, para trascender. Todo parece ser poco, cuando en cada cosa hay un mundo que no vemos, como en el cuerpo. El ser humano pasa rápido por las cosas, no se detiene en muchas sino en pocas o a veces en ninguna. Es más fácil tener pensamiento mágico que intentar descifrar la realidad y la verdad de cada cosa insignificante (a los ojos de muchos). No hay ambición de búsqueda y de aprendizaje porque la comodidad vence, vence la mente en blanco que produce ver la televisión y vence la obligación de un trabajo rutinario e inconsciente en pro del desarrollo. Pensar produce poco, es una realidad. También hay pensamiento mágico cuando entiendo la vida como una gran espiral de succión, un agujero negro que nos lleva indefectiblemente al fin, al exterminio, y no a una posible resurrección milagrosa en las orillas de una playa exótica. A veces pienso que mi literatura, mis metáforas, están más cerca de la belleza mágica que de la progresista matemática.

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