jueves, 23 de agosto de 2012

Deseo Inconsciente

Yo me miraba en el espejo, pero mi reflejo no me miraba a mí. Empecé a dudar de si estaba dormido. Luego dudé si llevaban acento o no las palabras que siempre habían llevado acento. Dudaba de mis propios trazos, hasta que acepté que cada día podía ser un nuevo hombre con una letra diferente, aunque todos ellos se expresaran igual. Me miraba en el espejo y el del espejo, yo, me ignoraba. Escribía algo en un libro de tapas rojas. Me acerqué más al espejo para verme mejor, para ver qué escribía en el cuaderno. Me veía mal, así que decidí llamarme la atención: ¡Pss!, ¡yo! -¡No me molestes!-, me respondí desde el espejo. Así que estuve intrigado con lo que estaba escribiendo, hasta que descubrí lo que era. Ahora no escribía. Estaba repasando con un bolígrafo una marca extraña en el papel. Surcos oscuros e irregulares seguidos de surcos blancos del color del papel. Eran pequeñas marcas, de uno o dos centímetros de alto. Yo las repasaba con el bolígrafo, pero sin llegar a borrarlas, sin apretar, sin dejar escapar la tinta. La extraña marca era un beso de café en el papel…

No hay comentarios:

Publicar un comentario