jueves, 20 de septiembre de 2012

Puñetazo Frío


Detrás de esos ojos dormidos, de ese cuerpo pequeño, frágil e inerte, tras esa gran quietud catatónica, existe una creación despierta y muy tranquila. ¡Quién pudiera vivir dormido como el artista! La vida exige nervio, cara de frente y pérdida, para ganar la miseria del dinero. ¡Quién pudiera vivir sin afrentas y sin marcados tiempos! En lo inútil que veía ella en el arte, yo descubro un mundo y una puerta, un rato más al lado del niño y un momento más para volver a serlo. Pero seguro que es mucho más, y seguro que es su expresión un acto egoísta, un puñetazo frío, para que, al menos yo, la siga recordando. Pero es triste recordar por el golpe y no por el acto artístico. Yo mientras sigo malgastando el tiempo en mejorar algo básico como es perfilar el cómo decirlo, que está más cerca de mezclar color en el engrudo e imprimirlo apretando la mano contra el papel, más cerca de la reiteración enfermiza, que del puñetazo frío.

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