viernes, 15 de marzo de 2013

Los Dos Hombres Clásicos


Cada vez que creo más en mí, el círculo exterior se estrecha simultáneamente: tú no me entiendes, él me odia y a aquel le resulto indiferente. La verdad existe, pero no quiero atraparla, como tampoco quiero hacerla más fácil. Pero lo más triste, después de encontrar algo similar a la luz de la verdad en lo más alto, es que, yo mismo, que hace minutos creía en mí, soy capaz de marearme y transformar cada giro de pensamiento en una náusea. Pero el mismo yo que me está ahogando con un pie en la nuca estando mi cuerpo en el suelo, es el mismo que me está diciendo: ¡Eres increíble! ¡Ves. Estás aprendiendo!

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