Hay noches, noches en las que
todo se acaba. Quizás son noches en las que la química del entendimiento se
pudre, se envenena o envejece, para que yo pierda todos mis sueños, para que
vea todos los esfuerzos en vano o insulsos. Hay noches en las que prefiero morir
que vivir. Noches en las que veo todas las presiones demasiado pesadas, todos
los muros muy altos, duros, irrompibles. O bien la química se conjuga para que
no encuentre placer en nada, para que reviente todas las relaciones y todos los
lazos sentimentales, para que rompa con cualquier realidad y para que la
irrealidad se transforme en aburrimiento. Sólo espero que la noche remueva la
química para que el sol traiga un nuevo pensamiento y una nueva esperanza.
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