Pero también hay noches en las que me permito soñar
despacio, en las que aún confundo oscuridad y brillo porque vienen cogidas de
la mano, y yo las observo de cerca, y me lo permiten. Todavía hay noches en
las que me permito fallar porque ya he conseguido mucho durante el día. Noches
en las que empiezo a soñar durmiendo haciéndolo después de haber soñado
despierto. Puedo verla a ella y no temerla, acariciarla y besarla aún
sintiéndome demasiado humano por ello. Puedo además creer que puedo, algunas
noches. Que hoy lo que ha cambiado es un trabajo hecho, ni tan siquiera un
trabajo bien hecho...
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