Los enfermos nunca se juntan
para sanar su enfermedad, sino para compartirla y observarla; ella continúa su
curso, silenciosa y malvada, menguando día a día la esperanza de una vida
mejor. Así, morimos ahumados en nuestra propia mentira, tristes por no haber
encontrado el remedio. Y debería estar tranquilo por ser el médico, por verlo
desde fuera, pero no existe antídoto contra lo que no puede verse, tocarse,
analizarse o medirse. Las peores enfermedades no están diagnosticadas, todavía,
no tienen nombre, como la parálisis de las nuevas generaciones por los miedos
transferidos por las generaciones ancestrales, que, buscando prevenir riesgos
en las nuevas, acaban siendo, para todos, enfermedades mortales. De momento,
sólo tengo la pena de seguir viéndolo aunque con el placer de contemplarlo y
pensarlo, porque el único remedio posible es olvidando, un precio demasiado
alto (olvidar no es un hecho). ¿Cuánto vale una idea, un pensamiento, para que
sea eterna y para seguir creyendo en ella? Aunque fuera el hombre más
inteligente del mundo, todavía seguiría dudando…
Me encanta
ResponderEliminarPili
¡Gracias Pili! ¡Y bienvenida a Loqosea! Este escrito está basado en las ideas de Alejandro Jodorowsky y, evidentemente, incluidas ya en mi manera de pensar. Existen enfermedades que no se ven, problemas familiares o cargas, que son tan "enfermedades" como cualquiera de las otras: gripes, costipados, alergias, etc. Aquí hago mención a esos problemas que existen y que cuestan tanto de tratar o mejorar. ¡Nos seguimos viendo en este rinconcito! Un abrazo
ResponderEliminar