domingo, 2 de junio de 2013

Un Año De Loqosea


No hablaré del tiempo transcurrido tomando como referencia los escritos, pues, aunque vivo en ellos y a través de ellos, no completan éstos todas mis vivencias. Cumplo un año de nuevos escritos, casi setenta, de cambios y de nuevas situaciones. Ha sido, en parte, tan pesado como hasta reducir el número de encuentros conmigo mismo para escribir. Eso es bueno y malo, pero ambos siempre van cogidos de la mano. Aún así, sigo caminando por las letras, y tal vez más por las ideas que, a fin de cuentas, son las espoletas, las fuerzas, y las que necesitan fugarse. Loqosea se ha convertido en un rincón más oscuro que los antiguos espacios virtuales, y yo lo tomo como reflejo de mi vida misma que, desde la luz, busca un recoveco oscuro y cálido desde donde mirar, divagar, analizar, elegir y volver a salir. Ahora hablo más en silencio, temo más, me hago mayor y enfermo con mayor rapidez: ahora se me sacude la cabeza a su antojo, y quizás por todo lo nuevo, pero ahora ya sé que estoy arrugado para salir corriendo y que, con menos, debo conseguir más. Echo de menos lo quieto, las visitas y el fuego, lo mío, el exceso, la convicción, pero he ganado un nuevo reto. Sostenerlo no será difícil, porque si no lo continúo es porque, casi seguro, habré muerto. Un año: un joven y un viejo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario