Un gran silencio como un parque,
una tristeza gigante como un genocidio, para dejarlo todo quieto hasta lo
absurdo, para preguntarme de nuevo qué es ser hombre. Tampoco es completa mi
visión de niño, pero nunca tuve otra; la misma, aunque mucho más cadente o
lenta. No sé si es la vida del rey con pocos enemigos, la suerte, la
cicatrizada humildad, no sé, no puedo saberlo; y nunca haber golpeado, ni
matado, me impide ser un hombre, aunque tampoco quiero serlo. Pero no tengo
músculo, ni adrenalina, ni fuego...soy un vegetal de pintura, y me piden que
venza al imperio del dinero con el único arma de unos pulmones de plástico
hervido llenos de estrías y agujeros. ¿Quién crees que soy y quién pensabas que
creía que era? Me fundirán, pues al orgullo nadie puede vencerlo...
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