Todo el romanticismo follado. La ilusiones
hechas alquitrán. Las palabras hechas trizas. Las tripas hechas náuseas, el
corazón destripado. El cierzo en mi locura, aunque peor es la mentira hecha
verdad. Los sargentos ensalzados y la podredumbre del líder alabada. Animales
descarriados, rebaños perdidos. Prefiero el hambre del perro, la razón turbada
por el hambre, que comer la mierda del futuro. Prefiero morirme que seguir
resistiendo algo que no merece la pena, que está más lejos de mi que lo que no
existe. Me enfrento a las fuerzas del orden que se petrifican ante mi
extrañados. Me atacan mis enemigos que no conocen ni mi nombre, prefiriendo
hacer el mal que no pensar por qué están actuando. Pero la mosca que busca el
excremento tampoco sabe por qué lo hace, así yo no veo lo que hago tampoco,
porque no descifro a mis enemigos y además no los esquivo y además sigo a su
lado y encima me creo condescendiente con la fe del cristiano crédulo. Sólo me
quedan los pequeños placeres antes de continuar desapareciendo.
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