No se en qué esquina del cerebro meterlo para que no duela
ahora que ya no vengo por este Bar De Las Palabras a vomitarlo. Soy más mayor y
más místico, y comprendo y respiro y espero. Duele menos pero es real como el
dolor y más real que dios. Es por el pensamiento obsesivo que devora tanto para
lo que es verdad como para lo que es mentira; y es tal vez la verdad lo que más
me perfora porque no puede cambiarse, no puedo cambiarte y sólo puedo cambiar
yo. Contra tus verdades no hay guerras vencibles y no quiero mentirme. Temo tus
vuelos y tus vuelcos, los de ayer, los de mañana, porque no tengo hormigón ni
acero, porque tardo años en ascender al aire, porque mis recuerdos están hechos
de piel de recién nacido. Hay guerra y no disparo. Viene conmigo pero a mi lado,
no dentro, porque estoy creciendo, y aunque miro de soslayo algún día miraré al
centro y espero entonces tener más de dos maneras de verlo...
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