Lo que soy cuando no estoy contigo es algo que no sabes. Soy un enfermo
esperando, un creativo quieto encendiendo muertes, un aroma antiguo de cerveza
y sudor de muchos años, algo que puedes imaginar, lo que tengo. No vences a mis
miedos, por eso me voy a pintar la canción del solitario, la que todos
admiramos pero la que se olvida. Tantos tambores ignorados, es como la música
del inteligente que golpea en nuestras sienes, como acariciar con fragilidad
los pelos del violín, piedra y sensibilidad. Lo que soy cuando no estás siempre
será mejor, sin llanto, sin esperanzas para nadie, una pelea, un golpe en tu
nariz que sangra sin dolor, que te hace pensar. Nada y todo. Luego están los
fondos, los segundos planos, los que nunca cenan o los que comen cuando el hambre
es relativa, los que hablan sin decir o hablan de costado, que parecen quedar
cuando todos han muerto o los que quedan cuando todos se han ido. Nunca sirve
nada bueno, ni el trabajo, ni la pelea, para quedarse a tu lado, sólo sirve mi
guía torcida que acaba tanto antes que los raíles del otro; una admiración y un
respeto. Si tengo que ser sparring que sea porque quiero con el cerebro y no
con las entrañas; aunque así mis entrañas habrían muerto. Si tengo que seguir
que sea por mí mismo, mago del hilo fino encendido, tirando del mazo suelto del
otro lado. Si me queda poco por seguir que sea siguiendo a tu estela de vapor
de playa elegida por mi...
No hay comentarios:
Publicar un comentario