domingo, 7 de junio de 2015

El Ascenso A La Montaña


Quisiera ser infinito ahora que las voces anuncian el fin, ahora que siento a dios tan cerca. Soy un fuego ardiendo en un deseo de un recuerdo, mil deseos. Peleo contra mí mismo por algo de fuera, cosa que hace tiempo que no sucedía; y estoy contento porque eres tú, mi simple complejo, mi dolor, mi reto, mi fin. Has sido y no te lo he dicho, eres tú y temo decírtelo, eres tú y te lo debo, por arder en tu siempre con mi ahora. Ahora, que lato arrítmico y loco y borracho, es cuanto más vale y es cuando peor lo digo, porque sólo se hablar de lo mismo, mi tremendo discurso de magias y laberintos. No te digo gracias, te digo dale, trepa, sube, sufre, siente, sueña. Qué de mierda son las palabras cuando deben decir la verdad, alabar un nombre que no es el mío, abrir otros ojos, resistir otro corazón, besar tus labios. Me voy contigo con todo, con el pensamiento cuando no estás, con el cuerpo cuando no estás, con todo cuando no estás. Quisiera decírtelo sin decirlo, tan en silencio, bajito, y te espero tras cada sombra que me creo, tras cada momento que vivo, en todas las cosas que vivo. Me pierdo entre mis miedos, entre mis drogas, ante mis muros que te enfrían y alejan; pero soy también un fuerte pequeño, un duendecillo guerrero, un silencio, el nuestro. No se hacerlo, ya lo sabes, vas deprisa, yo lo entiendo, subiste arriba tantas veces que ya no es ilusión sino recuerdo. Aquí debajo queda mineral y escoria, quizás debamos seguir distinguiendo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario